Ya no vuelven esas tardes
Que llenaban de color
Mi soledad;
Ya no caen como abrigo,
Ya no inundan la ciudad.
Cuando entrabas en el alba,
Cada imagen de inquietud se iba a volar.
Mi guitarra sonaba a ser feliz
De tu calma tan singular de mí.
Tu vida me inundó todos los tiempos.
Cada momento que fuimos juntos
Parecía ser mejor.
Mi casa se agrandó,
El alma me estalló,
Mi cuerpo enloqueció,
La risa perduró.