Ya conocéis a Miss Carrusel,
os presentaré ahora a otra mujer:
Ojos de felino y un gran corazón
en un mundo gobernado por el horror.
Esquerita, le pusieron al nacer,
pero todos la llamaban Baby Cat Face.
Toda la inmundicia de Nueva Orleans
fue más de lo que pudo soportar.
Grita una mañana: "He de huir de aquí,
la miseria humana no conoce fin".
Pero Baby, no te puedes esconder.
Sabes que es inútil, Baby Cat Face.
Quiso apartarse del camino del mal.
Hizo votos de silencio y castidad.
Se unió al Templo de la Purificación
de Los Bañados por la Sangre del Buen Dios.
Lo dejó todo y se abrazó a la fe,
y nació la hermana Baby Cat Face.
Nadie te avisó jamás
de lo dura que puede ser la verdad.
Una noche aciaga de sexo y alcohol,
desoyendo los dictados del Señor,
un hombre culigordo que leía a Verlaine
la dejó preñada en un grasiento hotel.
"¡Sucio putañero, me vengaré!",
gritaba entre sollozos Baby Cat Face.
Aquel tipo aprendió cuando un bendito caimán
entró en su cama y destrozó su yugular.
Baby, ya vengada, pudo dar a luz
a un bebé llamado Ángel de la Cruz
que declamó en latín nada más nacer
mientras agarraba el pulgar de Baby Cat Face.
Una voz le dijo: "Nada has de temer",
y se arrojó al vacío desde una planta 10.
¿Quién la culpará por perder la razón
entre tanto odio y depravación?
Brillará una estrella y así sabréis
que allí nos contempla Baby Cat Face.
No, nadie te avisó jamás
de lo dura que puede ser la verdad.
No, Baby, no lo intentes comprender.
No vale la pena.