Fernando Delgadillo Fernando Delgadillo - El Insecto, El Pájaro Y El Hombre

Me encontré bosque adentro un lugar
desde donde se puede mirar
que la noche se acuesta temprano,
que la tarde no puede pasar
que la luz en su historia
perdió la memoria
de cuando turbó su faz.
Bosque adentro donde el fuerte
y su color a pino es viejo,
piedras mondas y cortezas
tintas de contar el tiempo,
y un sendero que no lleva
a ningún lado, pero está.
Bordeando bosques y ríos,
semejando el andar del sol
que recorre los caminos
con su centro de calor.
Se apuró y mojó el rocío
para que la mañana bonita
se mirase cerca y lejos
en el valle fresca y limpia.
Y un rumor de hojas narraba,
la madera recrujía
y el viento gimió en un hueco
y en la yerba verde y viva.
El chirrido de un insecto
protestó en los matorrales
y una araña grande,
como el haz de una hoja de arce,
contemplaba fascinada
al que irrumpiera en su telar.
Más tardé en decir 'momento'
y se hizo el cuento de un mortal.
No todo lo blanco es bueno,
no es todo lo negro el mal.
La luna no hace la noche,
solamente es su lunar.
Así...
De un gran pino y su gran copa
decidido abrió las alas,
que batió dos veces
en lo que yo parpadeaba.
Y apretando el vuelo
se impulso desde una rama frágil,
que quedó temblando
bajo el brioso de su marcha.
Poco más de veinte metros
y el primer triunfo aleteaba,
preparó el aterrizaje
y resbalando con la escarcha,
para dar con pico y plumas
chillándole a su mamá.
Pese mucho o poco, es cierto:
sólo quien cae sabe andar.
No todo lo azul es cielo,
no toda la lluvia cae.
La luna no hace a la noche,
solamente es su lunar.
Así...
Venía un hombre por el bosque,
había andado todo el día
y a lo lejos luz y fiesta
parpadeando prometían.
Para él mismo dijo 'necio,
ya llegaste, anda a bailar',
pero no miró la zanja
que le dijo aquí le estás.
Conforme dobló la noche
tanto más se lamentaba;
se escuchaban sus reproches,
pero no así se miraba.
quien le oyó mal se diría
hete una ánima sin paz:
'Si esto no te había pasado,
¿por qué no te iba a pasar?'
La cautela y el cuidado
pocos días ruedan de sobra.
Lo seguro está por verse,
y lo que viene se irá.
El miedo baila en un dedo,
quien le escuche le caerá;
vale más vivir contento
que dejar de hacerlo igual.
Sabe cada cual lo suyo,
yo sé de esto y poco más,
que no cuento porque es largo
y ya esto aquí se va a acabar.